8 de julio de 2013

EL AMOR DE DIOS

Como cristianos deberíamos alabar a Dios más de lo que lo hacemos. Deberíamos poner en nuestras vidas más de la claridad de su amor. Al mirar a Jesús por la fe, su gozo y paz se reflejan en el rostro. ¡Cuán fervientemente deberíamos tratar de relacionarnos con Dios  que nuestros semblantes reflejen la luz de su amor! Cuando nuestras almas estén vivificadas por el Espíritu Santo, ejerceremos una influencia elevadora sobre otros que no conocen el gozo de la presencia de Cristo.

El Señor no se agrada de tener en su pueblo a una multitud de quejosos. Quiere que se arrepientan de sus pecados para que gocen de la libertad de los  de Dios. Entonces serán llenos de las alabanzas de Dios y serán una bendición para otros. {ELC 96.3}
El Señor Jesús fue ungido también para “ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”. Isaías 61:3. “Para gloria suya”, de Cristo Jesús. ¡Ojalá sea éste el motivo de nuestras vidas! Entonces cuidaríamos hasta la expresión de nuestro rostro, nuestras palabras y hasta el tono de nuestra voz cuando hablamos.
La melodía de alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en  con la , hay música y canto, “alabanza y voces de canto”.Isaías 51:3... Haya cantos en el , dulces y puras, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y gozo... {ELC 96.5}
Cuando en nuestros hogares se escuche el eco del canto de los ángeles, los corazones serán atraídos más cerca de los cantores celestiales. La comunión con el cielo comienza en la tierra. Aquí aprendemos su nota tónica.

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